viernes, 28 de septiembre de 2012

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO.

"Hijos de Santa Ana"

     
San Marcos. 9,38-43.45.47-48. "El que no está contra nosotros está con nosotros" "Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtatela".

Desde cierto punto de vista, parece que la sociedad actual está de vuelta de todo, y no se asombra ni escandaliza por nada. Por el contrario, se supervaloran publicitariamente ciertos escándalos; un lío de faldas, un hijo oculto que reclama una herencia millonaria, una fuga con gran desfalco económico o un crimen pasional pueden ocupar las primeras páginas de los periódicos o ser noticia de apertura en un noticiero televisivo. Por ejemplo, se mostraba en esta semana el las noticias de la Tv un video clips de una cantante de actualidad con un vestido que mostraba su parte trasera desnuda, y cierto para muchos es normal, o aquella “actriz” porno que tuvo sexo con cerca de 1000 hombres en 24 horas, y para muchos es curioso, un record guiness, pero no un escándalo.



A algunos no les gusta la palabra “escándalo” porque les parece oscurantista, retrógradas y santurrona. Suena a falta de libertad, a censura religiosa superada y a morbosa referencia sexual. Sin embargo es preciso reconocer que todos estamos en medio de una situación de escándalo activo, continuo y organizado. Es muy serio que la sociedad actual, por alardear de vanguardista, ridiculice las voces limpias que propugnan una concepción más seria y digna de la existencia. Hoy, podemos decirlo, se esta perpetrando un asesinato sistemático contra la inocencia, como lo que decía una niña, que su amigo le mando por el facebook fotos de una pareja desnuda, y él le decía que era normal.
        Todavía estamos a tiempo de cambiar, dando un giro de ciento ochenta grados, para recobrar los altos principios que hacen más habitable nuestro mundo y más fraternas nuestras relaciones; así los más “pequeños” y los jóvenes podrán confrontar la diferencia que existe entre la alegría que viene del respeto de la vida y la que es fruto de la explotación y violencia sobre los más débiles.
En el evangelio de este vigesimosexto domingo ordinario, Jesús nos pide que no escandalicemos a ninguno de los pequeños que creen en él. ¿Qué es el escándalo? Es un lazo o trabajo, una insidia, un obstáculo que impide avanzar, una ocasión de pecado. No hay que escandalizar a los creyentes más débiles, desviándolos del camino de la fe y conduciéndolos a una desorientación espiritual.
        La mano, el pie y el ojo, de los que habla Cristo, son expresiones concretas que manifiestan el talante interior y la conducta moral del hombre. Con un lenguaje plástico radical Jesús manda “cortar” y “sacar” sin pretender la amputación física del cuerpo, sino que nos invita a obrar de manera recta, una rectitud moral y a situarse con decisión en el camino del bien.
Es cristiano quien quita los obstáculos para caminar hacia Dios. El gran escándalo de los cristianos debe ser: creer cuando el mundo ironiza la fe; esperar cuando muchos se refugian en el absurdo; amar y perdonar cuando se predica la venganza. Cristo es el gran “escándalo” de ternura infinita que se nos ofrece a todos en el camino de la vida y el que por su cruz al mundo de sus escándalos.
        Que nunca seamos tropiezo para la fe de nadie. En esta semana, intentemos lograr actitudes que abran caminos a los que nos rodean, para acercarse a Dios.
ORACIÓN:
        Ilumina Señor y toca mi corazón, para que pueda descubrirte en aquellos que pasan a mi lado y solo se encuentran con mi indiferencia. Purifícame del egoísmo y de la comodidad que me encierran en mi pequeño mundo, insensible y ciego.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Humanizar lo cotidiano - 26º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

"Hijos de Santa Ana"

SAN VICENTE DE PAUL

"Hijos de Santa Ana"
 
 
Es una de las figuras más representativas del catolicismo en la Francia del siglo XVII. Fue fundador de la Congregación de la Misión, también llamada de Misioneros Paúles, Lazaristas o Vicentinos (1625) y, junto a Luisa de Marillac, de las Hijas de la Caridad (1633). Fue nombrado Limosnero Real por Luis XIII, función en la cual abogó por mejoras en las condiciones de los campesinos y aldeanos.
Realizó una gran labor caritativa, sobre todo tras la guerra de la Fronda, una de cuyas consecuencias fue el incremento de menesterosos en su país.
Una de sus frases más representativas es "los pobres son nuestros amos y señores".
Su festividad se celebra el 27 de septiembre. Es patrón de todas las asociaciones de Caridad.
Nacido de Juan de Paúl y de Beltranda de Moras, originarios de Tamarite de Litera.[] No se sabe con seguridad su lugar de nacimiento, que está discutido entre Pouy y Tamarite de Litera. Abelly dio como fecha de nacimiento el 1576, pero la biografía actual acepta la fecha de 1581, que no fue propuesta hasta 1920-1925 por Pedro Coste en París.
Según la teoría de Pouy, Vicente de Paúl nació en una pequeña casa rural en las afueras de la aldea de Pouy (que, desde el siglo XIX, se llama Saint-Vincent-de-Paul en su honor), a unos cinco kilómetros de la ciudad de Dax, en el departamento de las Landas, situado al suroeste de Francia. No existe registro de su nacimiento ya que la inscripción de partidas no se inició hasta 1648.
Era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que muy pronto el niño Vicente tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de ovejas y de cerdos a la economía familiar. Pronto también dio muestras de una inteligencia despierta, lo que llevó a su padre a pensar que podía hacer una carrera eclesiástica. Cursó estudios primarios y secundarios en Dax, y posteriormente filosofía y teología en Toulouse durante siete años. Estudió también en Zaragoza. Se ordenó sacerdote muy joven, a los veinte años, con la intención de ser párroco de inmediato y así poder ayudar a su familia.
Los viajes por las tierras de los Gondi llevaron a Vicente a un conocimiento de primera mano de las lastimosas condiciones de vida materiales y espirituales de la población campesina, y también del clero parroquial que les atendía con serias deficiencias. Esta experiencia y su propia evolución espiritual, cuyos perfiles exactos nos son poco conocidos, le llevaron a una decisión irrevocable de dedicar su vida sacerdotal, no a la promoción social de su familia o a la suya propia, cual había sido el caso hasta entonces, sino a la evangelización y redención de la población campesina y a la formación de sus sacerdotes.
A partir de esa decisión la vida de Vicente mantiene hasta su muerte a los ochenta años, en 1660, una línea constante de dedicación a la redención espiritual y material de los pobres.
Obra
En 1617, sintiendo la necesidad de organizar obras prácticas de caridad en Châtillon, fundó "las Caridades" (más tarde conocidas como Damas de la Caridad y ahora llamadas AIC, Asociación Internacional de Caridades). Durante su vida redactó los estatutos para numerosas Caridades que surgieron en toda Francia.
En 1625, fundó la Congregación de la Misión, que ejerció como Superior General de la Congregación hasta su muerte, celebrando reuniones regulares del consejo, escribiendo sus reglas, dirigiendo las asambleas generales y resolviendo cantidad de problemas fundacionales, como conseguir la aprobación de la Congregación por la Santa Sede, decidir si se debían hacer votos, determinar cuáles debían pronunciarse y cuál debía ser su contenido.
En 1633, junto con Luisa de Marillac, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad. Con Luisa a su lado, actuó como Superior General, presidiendo los frecuentes consejos, redactando una regla y resolviendo la base jurídica, un tanto revolucionaria, que haría de la Compañía una fuerza apostólica poderosa en los años venideros.
De 1628 en adelante se fue comprometiendo en la reforma del clero, organizando ejercicios para ordenandos, las Conferencias de los Martes y retiros para sacerdotes. En los últimos 25 años de su vida se encargó de la fundación de seminarios para el clero diocesano, obra que describió como "casi igual" y en otras ocasiones "igual" a la de las misiones. Llegó a fundar veinte.
En 1638, se encargó de la obra de los niños expósitos. Según los casos, asignaba un número de Hijas de la Caridad a la obra y tuvo 13 casas para recibirlos. Cuando, en 1647, esta obra estuvo en peligro, la salvó dirigiendo una elocuente llamada a las Damas de la Caridad para que vieran a los expósitos como a sus hijos.
A partir de 1639, Vicente comenzó a organizar campañas para socorrer a los que sufrían por la guerra, las plagas y el hambre. Uno de los ayudantes de Vicente, el Hermano Mateo Regnard, hizo 53 viajes, atravesando las filas del enemigo disfrazado, llevando dinero de Vicente para auxilio de los que se encontraban en zonas de guerra.
Tan impresionantes fueron las actividades de Vicente, que el predicador de su funeral, Henri de Maupas du Tour, declaró: "Poco le faltó para cambiar la faz de la Iglesia". Vicente se dedicó casi toda su vida a los pobres.
 
 

viernes, 21 de septiembre de 2012

HOMILÍA DEL DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

"Hijos de Santa Ana"

Texto: Marcos 9, 30-37. " «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» "

 Los discípulos no fueron santos de golpe. En realidad. Nadie en la historia de la Iglesia ha sido un perfecto cristiano desde el principio de sus días. Ser cristiano es ser seguidor de Jesús y a serlo solo se aprende siguiendo el camino de la vida con Jesús. Es un camino largo, a veces complicado. En él hay momentos de gozo y alegría, y también momentos difíciles. Pero hay algo que debe esta claro desde el principio: en el seguimiento de Jesús todos somos hermanos, todos estamos al mismo nivel, todos compartimos todo. Lo mismo que Jesús lo compartió todo con nosotros. Incluso su Padre del cielo. Incluso su Espíritu.

         A lo largo del camino, Jesús va enseñando a los discípulos. Como cualquier estudiante en cualquier colegio del mundo, los discípulos no lo entienden todo de una vez. A veces, ni a la segunda. Pero Jesús, el bueno maestro, no pierde la calma. Y repite la explicación. Eso es lo que se ve en evangelio de hoy. Después de haber hecho tanto camino juntos – ya es – tan cerca del final, porque Jesús les esta anunciando su muerte - , los discípulos discuten entre sí quien es el más importante entre ellos. Se ve que no han entendido nada. No importa. Jesús con toda paciencia repite la explicación: “El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

         No hay que dar por supuesto que los discípulos lo entendiesen ya para siempre. Recordemos que en el momento de la cruz todos salieron corriendo llenos de miedo. Pero seguro que hubo otras repeticiones. Y en la carta de Santiago, vemos que la lección esta aprendida y se transmite a las siguientes generaciones de creyentes. Claros que tampoco el que la lección este aprendida significa que se haga realidad en la vida de las personas. En la comunidad de Santiago posiblemente habían oído la lección más de una vez. Ya la sabían. Pero en la práctica seguían presentes las envidias y rivalidades, las discordias y conflictos. Santiago tiene que recordar una vez más la lección de la fraternidad.

         Hoy nosotros seguimos necesitando escuchar esa lección de vez  en cuando. Porque en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestras comunidades, de vez en cuando hay brotes de violencia, de envidia, hay rencores que no nos dejan vivir en paz y que nos amargan la existencia, hay demasiadas aspiraciones a los primeros puestos, el deseo de ser importantes. Hoy nos cae bien que Jesús nos repita la lección: “El que quiera ser el primero…”.

         En tu familia o en tu lugar de trabajo, en tu comunidad puede existir esa lucha permanente para mostrar quien es el más importante. ¿Has sido capaz de salir de esa dinámica de competición y de envidia, para seguir el camino de humildad y servicio?
Oración:
         “Cambia mi corazón Señor. Solo tu puedes liberarlo de sus deseos de gloria y de poder, solo tú puedes sanar su orgullo y hacerlo simple y desprendido como el tuyo. Dame la gracia de amar el último lugar”.
P. Patricio Moraleda HSA