"Hijos de Santa Ana"
Texto: Marcos 9, 30-37. " «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» "
Los
discípulos no fueron santos de golpe. En realidad. Nadie en la historia de la
Iglesia ha sido un perfecto cristiano desde el principio de sus días. Ser
cristiano es ser seguidor de Jesús y a serlo solo se aprende siguiendo el
camino de la vida con Jesús. Es un camino largo, a veces complicado. En él hay
momentos de gozo y alegría, y también momentos difíciles. Pero hay algo que
debe esta claro desde el principio: en el seguimiento de Jesús todos somos
hermanos, todos estamos al mismo nivel, todos compartimos todo. Lo mismo que
Jesús lo compartió todo con nosotros. Incluso su Padre del cielo. Incluso su
Espíritu.
A
lo largo del camino, Jesús va enseñando a los discípulos. Como cualquier
estudiante en cualquier colegio del mundo, los discípulos no lo entienden todo
de una vez. A veces, ni a la segunda. Pero Jesús, el bueno maestro, no pierde
la calma. Y repite la explicación. Eso es lo que se ve en evangelio de hoy.
Después de haber hecho tanto camino juntos – ya es – tan cerca del final,
porque Jesús les esta anunciando su muerte - , los discípulos discuten entre sí
quien es el más importante entre ellos. Se ve que no han entendido nada. No
importa. Jesús con toda paciencia repite la explicación: “El que quiera ser el
primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
No
hay que dar por supuesto que los discípulos lo entendiesen ya para siempre.
Recordemos que en el momento de la cruz todos salieron corriendo llenos de
miedo. Pero seguro que hubo otras repeticiones. Y en la carta de Santiago,
vemos que la lección esta aprendida y se transmite a las siguientes
generaciones de creyentes. Claros que tampoco el que la lección este aprendida
significa que se haga realidad en la vida de las personas. En la comunidad de
Santiago posiblemente habían oído la lección más de una vez. Ya la sabían. Pero
en la práctica seguían presentes las envidias y rivalidades, las discordias y
conflictos. Santiago tiene que recordar una vez más la lección de la
fraternidad.
Hoy
nosotros seguimos necesitando escuchar esa lección de vez en cuando. Porque en nuestra vida, en
nuestras familias, en nuestras comunidades, de vez en cuando hay brotes de
violencia, de envidia, hay rencores que no nos dejan vivir en paz y que nos
amargan la existencia, hay demasiadas aspiraciones a los primeros puestos, el
deseo de ser importantes. Hoy nos cae bien que Jesús nos repita la lección: “El
que quiera ser el primero…”.
En
tu familia o en tu lugar de trabajo, en tu comunidad puede existir esa lucha
permanente para mostrar quien es el más importante. ¿Has sido capaz de salir de
esa dinámica de competición y de envidia, para seguir el camino de humildad y
servicio?
Oración:
“Cambia
mi corazón Señor. Solo tu puedes liberarlo de sus deseos de gloria y de poder,
solo tú puedes sanar su orgullo y hacerlo simple y desprendido como el tuyo.
Dame la gracia de amar el último lugar”.
P. Patricio Moraleda HSA
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