"Hijos de Santa Ana"
Mc. 10, 17-30. "Vende lo que tienes y sigueme".
Este texto nos muestra el encuentro de
Jesús con un personaje muy especial: es muy ansioso, (llega corriendo y se tira
de rodillas), es alguien rico a quien su riqueza no le alcanza para ser feliz,
él quiere que Jesús le diga como conseguir lo que no puede comprar: “vida eterna”; es alguien bueno, que
cumple los mandamientos, pero no se conforma con eso, quiere algo más. Jesús lo
mira con amor, como a todos nosotros, y le dice lo que le falta hacer: dejar de
pensar en sí mismo, ocuparse de los demás y confiar en Dios.
Para un judío, “vida eterna” no quiere
decir lo mismo que para nosotros, no está hablando de la vida con Dios, de “irse al cielo”; “vida eterna” es la seguridad de que esa vida que ya tiene sea para
siempre. Como les ocurre a todos los ricos, su inquietud es la posibilidad
perder lo que tiene.
Jesús lo va a desilusionar.
En lugar de “vida eterna” el Señor le propone seguirlo a él, o sea, le
propone lo que el pobre hombre rico no está buscando: inseguridad, vida no-eterna,
frágil, peligrosa.
Basta con encender la televisión para
oír que seré más feliz si compró un carro tal o que la solución a todos mis
problemas me lo ofrece tal empresa.
Si hiciéramos caso a todos las ofertas
de felicidad que nos ofrecen los medios de comunicación, nuestra vida sería más
feliz, pero sabemos que realidad es muy diferente. Para muchas personas la vida
es difícil, muy difícil. En el trabajo, en la casa, en el colegio, universidad.
Cuando aparecen los problemas, sin avisar; una enfermedad, una muerte, un miembro
de la familia que se va del hogar… a todos nos gustaría la respuesta
mágica que convierta nuestra vida en
remanso de paz, sin nada que preocuparnos, lejos de los problemas, de tanto
trabajo, de tanta fatiga para ser feliz.
La primera lectura nos habla de una
personas que se vuelve hacía Dios para pedir la sabiduría. en vez de encender
la televisión o embelesarse en internet, o pegare a la radio, pone su corazón
en Dios y suplica la sabiduría. Esa persona sabía lo que se hacía. Sabía que la
sabiduría es más importante que el poder y la riqueza. Incluso que la salud y
la belleza. Porque una persona sabía, sabe como ser feliz y vivir en plenitud
en medio de los acontecimientos de la vida ordinaria. Lo que para otros son
grabes problemas, para el sabio son apenas ocasiones para amar más, para
mejorar sus relaciones, para abrirse a nuevas realidades. En definitiva, para
vivir mejor.
En evangelio cuenta una historia que
habla también de la sabiduría. Un hombre se acerca a Jesús. Este preocupado por
alcanzar la vida eterna. Y pregunta a Jesús que debe hacer. Ya cumple los
mandamientos. Todos, Jesús le abre nuevos horizontes. Si quieres de verdad ser
feliz, poseer la vida eterna, tienes que dejarlo todo, quedarte sin nada y
centrarte en lo único que vale la pena: Seguir a Jesús. Es un gran desafío,
porque para alcanzar la verdadera sabiduría hay que saber relativizar todo lo
que se tiene. No se encuentra la vida en las cosas que se poseen, ni en cumplir
todos los mandamientos. La verdadera sabiduría esta en reconocer que todo es un
regalo, un regalo que Dios nos hace. Y solo cuando nos volvemos a él con las manos vacías.
Hay muchos que están preocupados por
las cosas que tienen, sus apegos, materiales, sus ideas, su forma de vivir la
vida. Pasan el día pensando como tener más o como cuidarlas. José Benigno
Freire, profesor de Psicología de la personalidad en la Universidad de Navarra,
escribió un libro llamado “la felicidad inadvertida” en la cual decía
entre otras cosas: “Hay que convencerse que lo única felicidad razonable, real,
es la que permite disfrutar de la vida, con sus alegrías y bonanzas, en el
espacio realista de los problemas, enfermedades, fracasos, dificultades,
obstáculos… Todo lo demás pertenece al terreno de la fantasía.”
Dejemos que Cristo nos enseñe el
verdadero camino de la felicidad, esa que decía que “hay más alegría en el dar que en
el recibir”.
¿Dónde cree que está la verdadera
felicidad’ ¿Qué caminos has recorrido hasta ahora para buscarla? ¿Cuáles han
sido los resultados de tus esfuerzos? ¿Tienes el corazón libre para
comprometerte por el Reino como nos invita Jesús?
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